El sector
del olivar exige al canal Horeca que cumpla con la ley, transcurrido ya un
tiempo más que prudencial (casi un año).
Cuando se está a punto de cumplir el primer año en el
que el uso de las aceiteras rellenables se prohibió definitivamente, la
realidad es que este sistema sigue excesivamente presente en muchos
establecimientos hosteleros. Tanto que el Grupo de Trabajo de Aceite de Oliva
de ASAJA, que se ha reunido esta semana para analizar la situación de los
mercados, ha considerado que ya es el momento de que la Administración dé un
toque de atención al canal Horeca para que haga cumplir esta norma que tanto
costó aprobar en su momento y que conllevó que el propio sector tuviera
que adaptarse a ella para facilitar envases determinados, en especial los de un
solo uso, para lograr su implantación en la hostelería.
Por eso, ASAJA se
ha dirigido oficialmente a la Administración denunciando esta situación porque
"transcurrido ya un tiempo más que prudencial para que el canal HORECA se
ajustase a la norma" de utilizar exclusivamente envases no rellenables en
las salas de sus establecimientos "hemos constatado un alto grado de
incumplimiento por lo que instamos a la administración que actúe
exigiendo su cumplimiento", según señalaron tras finalizar la reunión de
su Grupo de Trabajo.
Sin embargo, pese a esta
exigencia, el resultado está aún por ver, no sólo por el rechazo que sigue
provocando esta ley, sino por el papel de las administraciones a la hora de
aplicarlo. En el primer caso, por ejemplo, el presidente de la Asociación de
Hostelería de Cantabria, Emérito Astuy, en su despedida de su cargo yal
hacer balance del año no dudo en calificar de "cacicada" la
prohibición de que en las mesas hosteleras se sirva aceite en envase rellenable
y que sea obligatorio en botellitas adquiridas a las empresas aceiteras,
"una imposición del Gobierno de la nación", indicó.
Sobre el papel de
las administraciones, el principal escollo es que deberán ser las Comunidades
Autónomas las que deban forzar este uso e imponer sanciones en caso de
incumplimiento, lo que impide que haya una posición conjunta en esta materia y
máxime en un año que electoral en el que nadie quiere abrir un debate son
sanciones al sector de la hostelería, bastante castigado ya por la crisis y una
fuente importante de votos para muchas formaciones políticas.
Por eso, ya se habla de
que la aplicación del Reglamento 1169/2011 de la UE amenaza con dejar chica la
polémica sobre las aceiteras rellenables en los bares. La norma en cuestión
obliga a informar al consumidor, desde el más humilde bar que ponga tapas junto
a la caña hasta restaurantes de élite o comedores escolares y de hospitales, de
la composición de cada uno de los platos y si contiene alguno de los catorce
grupos de alérgenos alimentarios o de sustancias a las que se suelen presentar
intolerancia.
Se trata del gluten de
los cereales, leche y lactosa, el marisco, pescados, proteína de clara de
huevos, frutos secos, sésamo, cacahuetes... Y todo ello oficialmente antes del
14 de diciembre, fecha en la que entrará en vigor el Reglamento de la UE, sin
que se tenga que esperar a que otra norma estatal la desarrolle
definitivamente, por lo que a partir de esa fecha si así lo estima la
Administración podrían empezar a imponerse sanciones que, según fija el
reglamento, alcanzan los 600.000 euros de multa.
Fuente: www.agroinformacion.com/
El sector
del olivar exige al canal Horeca que cumpla con la ley, transcurrido ya un
tiempo más que prudencial (casi un año).
Cuando se está a punto de cumplir el primer año en el
que el uso de las aceiteras rellenables se prohibió definitivamente, la
realidad es que este sistema sigue excesivamente presente en muchos
establecimientos hosteleros. Tanto que el Grupo de Trabajo de Aceite de Oliva
de ASAJA, que se ha reunido esta semana para analizar la situación de los
mercados, ha considerado que ya es el momento de que la Administración dé un
toque de atención al canal Horeca para que haga cumplir esta norma que tanto
costó aprobar en su momento y que conllevó que el propio sector tuviera
que adaptarse a ella para facilitar envases determinados, en especial los de un
solo uso, para lograr su implantación en la hostelería.
Por eso, ASAJA se
ha dirigido oficialmente a la Administración denunciando esta situación porque
"transcurrido ya un tiempo más que prudencial para que el canal HORECA se
ajustase a la norma" de utilizar exclusivamente envases no rellenables en
las salas de sus establecimientos "hemos constatado un alto grado de
incumplimiento por lo que instamos a la administración que actúe
exigiendo su cumplimiento", según señalaron tras finalizar la reunión de
su Grupo de Trabajo.
Sin embargo, pese a esta
exigencia, el resultado está aún por ver, no sólo por el rechazo que sigue
provocando esta ley, sino por el papel de las administraciones a la hora de
aplicarlo. En el primer caso, por ejemplo, el presidente de la Asociación de
Hostelería de Cantabria, Emérito Astuy, en su despedida de su cargo yal
hacer balance del año no dudo en calificar de "cacicada" la
prohibición de que en las mesas hosteleras se sirva aceite en envase rellenable
y que sea obligatorio en botellitas adquiridas a las empresas aceiteras,
"una imposición del Gobierno de la nación", indicó.
Sobre el papel de
las administraciones, el principal escollo es que deberán ser las Comunidades
Autónomas las que deban forzar este uso e imponer sanciones en caso de
incumplimiento, lo que impide que haya una posición conjunta en esta materia y
máxime en un año que electoral en el que nadie quiere abrir un debate son
sanciones al sector de la hostelería, bastante castigado ya por la crisis y una
fuente importante de votos para muchas formaciones políticas.
Por eso, ya se habla de
que la aplicación del Reglamento 1169/2011 de la UE amenaza con dejar chica la
polémica sobre las aceiteras rellenables en los bares. La norma en cuestión
obliga a informar al consumidor, desde el más humilde bar que ponga tapas junto
a la caña hasta restaurantes de élite o comedores escolares y de hospitales, de
la composición de cada uno de los platos y si contiene alguno de los catorce
grupos de alérgenos alimentarios o de sustancias a las que se suelen presentar
intolerancia.
Se trata del gluten de
los cereales, leche y lactosa, el marisco, pescados, proteína de clara de
huevos, frutos secos, sésamo, cacahuetes... Y todo ello oficialmente antes del
14 de diciembre, fecha en la que entrará en vigor el Reglamento de la UE, sin
que se tenga que esperar a que otra norma estatal la desarrolle
definitivamente, por lo que a partir de esa fecha si así lo estima la
Administración podrían empezar a imponerse sanciones que, según fija el
reglamento, alcanzan los 600.000 euros de multa.
Fuente: www.agroinformacion.com/
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