jueves, 20 de marzo de 2014

Repilo del Olivo

Repilo del Olivo (Cycloconium oleaginym Cas.)

El repilo es una enfermedad producida por el hongo Cycloconium oleaginum y está considerada como la micosis del olivo más extendida en todas las regiones de España y en el resto de los países olivareros. La consecuencia más importante la constituye la intensa defoliación del arbolado, con el consiguiente debilitamiento y la disminución de la productividad.

A. Sintomas y daños
El síntoma más característico es la aparición en el haz de la hoja de unas manchas circulares de tamaño variable y coloración llamativa. Inicialmente estas lesiones son de color oscuro, pero al poco tiempo se rodean de un halo amarillento y la zona central de la mancha toma una tonalidad también amarilla. Posteriormente vuelve a oscurecerse, al desarrollarse sobre ella los cuerpos fructíferos del hongo (conidias).
En ocasiones la lesión presenta un tono blanquecino, debido a la separación de la cutícula y la epidermis. El desarrollo de manchas en el haz no se corresponde con manifestaciones similares en el envés, donde sólo se aprecian algunas veces zonas ennegrecidas intermitentes a lo largo del nervio central.
Son menos frecuentes las lesiones producidas por la enfermedad en el peciolo de las hojas, al pedúnculo del fruto y en el fruto. En este caso las manchas son de tonalidad pardo oscura y de forma alargada.
Como consecuencia de estas lesiones foliares se produce una caída importante de hojas, lo cual se aprecia claramente en el arbolado y, sobre todo, en las ramas bajas, que son las más afectadas por la enfermedad y que pueden quedar totalmente defoliadas. Cuando la lesión está localizada en la zona peduncular del fruto, lo cual no es muy frecuente, éste cae prematuramente, acompañado de un trozo de pedúnculo.

B. Biología
El hongo sobrevive en periodos desfavorables para su desarrollo en las hojas caídas y en las hojas afectadas que permanecen en el árbol, pudiéndose propagar la enfermedad durante todo el año, pero los periodos más frecuentes de infección son septiembre - noviembre y febrero - abril.
El ciclo evolutivo del repilo tiene cuatro fases bien diferenciadas:

a. Germinación. Necesita agua libre sobre la conidia y sobre la zona de penetración en el tejido receptor y temperaturas comprendidas entre 8 y 24º C, con una temperatura óptima de 20º C.
b. Infección. Después de la penetración se desarrollan los micelios del hongo que crecen inter e intracelularmente en la cap de células epidérmicas más externas y siguen su contorno. Las primeras infecciones coinciden con el periodo de lluvias del final del verano o principios de otoño, momento en el que se desarrolla inicialmente la enfermedad a partir de las conidias que han sobrevivido al verano.
c. Esporulación. La constituye la aparición en el exterior de la hoja de los cuerpos fructíferos o conidias, que propagarán la enfermedad.
d. Diseminación. Las conidias se dispersan casi exclusivamente por la lluvia, de aquí que las excesivas infecciones tengan lugar preferentemente en sentido descendente en el árbol y que las zonas bajas sean las más afectadas.

C. Medidas recomendadas para su lucha

Dada la diversidad del olivar español, la estrategia general de prevención y lucha puede variar según las distintas zonas, por lo que se aconseja seguir las indicaciones de la Estación de Avisos correspondiente.

* Medidas Culturales:
Dada la gran importancia que tiene la elevada humedad ambiental y el agua libre en el desarrollo de la enfermedad, son recomendables aquellas medidas culturales que favorecen la aireación y reduzcan la condensación, como son las podas que eviten copas densas y muy pobladas. En zonas endémicas es recomendable la elección de las variedades menos susceptibles a la infección: Acebuche, Zorzaleña, Lechín, Picual, Hojiblanca, Manzanilla, Gordal, Cornicabra.

* Lucha Química:
Los momentos óptimos de tratamiento corresponden a los dos periodos clásicos del final del verano o principios de otoño y de final de invierno.
En variedades sensibles o zonas endémicas, con infecciones de repilo en verano elevado (más del 30-40% de hojas infectadas), es necesario tratar antes que se produzcan lluvias de final de verano o inicio de otoño y repetir este tratamiento en la primavera siguiente.
Si la infección de verano fuera baja (menos del 10% de hojas afectadas), el tratamiento puede demorarse hasta la aparición de nuevas manchas esporuladas en las hojas y con sólo esta aplicación suele ser suficiente para prevenir la enfermedad.
Dado que los tratamientos son preventivos, es necesario mojar con el caldo fungicida muy bien toda la masa foliar del árbol y preferentemente las zonas bajas e interiores, que es donde más frecuentemente se desarrolla la enfermedad.
Productos fungicidas: Caldo Bordelés, Oxicloruro de Cobre (50% Cu), Oxicloruro de Cobre (37,5%) y Zineb (15%) , Oxido cuproso (50% Cu), Captan, Captafol, Ziram, Benomilo (sistémico con propiedades curativas), etc.

Hay algunas medidas que pueden contribuir a la eficacia de la lucha contra el repilo y que conviene tener presentes:
a. No utilizar atomizadores ni sistemas de pulverización que produzcan gotas muy pequeñas. Una presión de trabajo recomendable es la de 40 atmósferas a la salida del tanque.
b. En tratamientos anteriores a la recolección, en otoño, no es aconsejable utilizar productos fungicidas que contengan carbamatos (zineb, maneb, etc), para evitar problemas de residuos en el aceite. El plazo de seguridad en los productos cúpricos es de 15 días.
c. No realizar tratamientos en verano, excepto en zonas muy húmedas, ya que en esta época el hongo está inactivo y conviene ahorrar productos y reducir gastos.
d. Procurar, mediante la poda, formar copas de olivo bien ventiladas.
e. No abusar de los abonos nitrogenados, tanto químicos como orgánicos.
 



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